lunes, marzo 07, 2016

Os contaré el secreto. A veces me obligo a no sentir. Cuando quedan restos de culpa, dolor, cuando quiero recordarme algo que he hecho mal, lo aparto. Suelo apartar de mi mente todo aquello que sé que me va a arruinar el día. Y desde luego, admito que no es el mejor de los métodos, que la evasión no te ayuda a mejorar. Pero hay veces que no puedo permitírmelo. Cuando sé que voy a caer, que si me permito machacarme por no haber hecho algo mejor, voy a degradarme. Cuando sé que va a doler, lo aparto. Inconscientemente pongo mi estabilidad mental por encima de cualquier remordimiento que intente entrar. Sin apenas pensar elimino todo lo que creo que va estorbar. Y me va bien. Me va bien evitar los cuchillos que vuelan las veinticuatro horas del día, me va bien porque paso a lanzarlos yo. Y en esa parte de mí, sí que estoy a favor. Prefiero reservarme el derecho de herirme a mí misma, ¿por qué dejar a los demás?

2 comentarios :

  1. Lo que poco que he podido leer de tu blog es impresionante
    Tienes una forma única de plasmar tus ideas en el papel
    Te has ganado un fan jaja

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