Lo cierto es que la mitad de las veces que me pilla mirándole, no sé qué hacer. Y esto lo digo, porque el resto de veces me comienzan a temblar las piernas. Lo digo, porque podría empezar citando su forma de hablar y acabar por la de andar. Y yéndonos por las ramas, comentar el hecho de que sabe como hacerme callar y yo nunca pierdo palabras. Pero por empezar, empecemos por el hecho de que me aterra y que es verdad. Que a estas alturas, me da un miedo impresionante meterme en uno de esos pozos sin fondo en el que no sabes si bajas o subes. Sí, quién no arriesga  no gana, y tampoco tengo mucho que perder. Y claro que me lanzaría con él a donde me lo pidiera, si lo hiciera. Y claro que en realidad no me importa, que en realidad si caigo ya saldré. Es que no tengo ni idea la verdad, es que no hay palabras para plasmar nada, no lo sé de verdad, nunca sé nada...