- ¿Y si qué?
+ Y si realmente me gusta o le quiero, pero me da miedo.
- Pero mira que eres tonta, díselo.
+ No me apetece acosarle a base de indirectas, que no es de esos.
- Pues a ver, suéltalo sin más, no creo que pase nada.
+ Pero..., ¿y si me odia?
- Bueno, entonces eso será un gran problema. Pero no pienses en ello.
+ ¿Entonces qué?
- Pues que va a ser dificil. Perdiste la oportunidad y, aunque te joda, tienes que tener en cuenta que tiene novia.
+ Lo sé, pero quiero que sepa que me arrepiento.
- Pues, ¿a qué esperas? Porque nadie sabe que va a pasar. Tal vez llegue y seas lo único en su mente...
+ O tal vez, que seguramente, llegue y tenga ganas de darme una patada en el culo.
- ¿Y qué? ¿No decías que quieres recuperarlo? ¡Adelante! Tírate de cabeza, nadie sabe que puede pasar, eso es lo mejor de todo. Un sí o un no, tal vez te conteste con un beso, quién sabe. Como en el Diario de Noa, se recuperan una y otra vez, perdiéndose, dejándose llevar cada vez más lejos y dejando que las ganas y los recuerdos se desborden. Y, pase lo que pase, diga lo que diga, prométeme que la segunda oportunidad que tengas la aprovecharás.
+ Lo haré, si la tengo claro. No voy a malgastar con otro las ganas que le tengo a él hoy.
Muy chula la entrada :D
ResponderEliminarQue guay
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