"Me gritan. No lo entiendo. ¿Cuántas putas veces habré escrito sobre esto? ¿Qué coño sabréis de lo que quiero? Que si, que es guapo. Que hace mucho ejercicio y que madre mía, quita el hipo. Qué mono es, ¿eh? Que qué cosas más bonitas me escribe. Que viste muy bien. Que venga tía, que a ver si me decido. Que oye, que no puedo estar eligiendo siempre. Tía, estarías muy bien con él. Hacéis super buena pareja. Igual te gusta más de lo que pensabas."
Callad. O seguid hablando a ver si conseguís que vuestras palabras penetren vuestros oídos antes que los míos. Y no, para los intrigados, no funciona. Nada ha funcionado de momento, nada en lo que haya alguien introducido que no sea yo misma. No me puedo permitir algo que le haga más ilusión a mi ambiente que a mi persona. A mí alrededor, a mí círculo, más que a mí. Más que sea mi propio interior el que se lance que a sus brazos, que no es el caso, que no lo va a ser, que jamás lo ha sido. Que me dejéis, que no es el correcto. Prefiero estar sola. Prefiero designar yo a la pareja con la que seamos ambos buenos y se me caiga la baba a mí antes que a ninguna. Que mi exigencia no es un crimen, es un don.