Prefiero que me marees a que todo se eche a perder. Masoquismo creo que lo llaman. Pero yo, yo prefiero que me vuelvas loca y no saber qué pensar. Dios, quiero tus palabras, tus manías, tus costumbres, cerca, como sea. Y cariño, te prometo que seguiré haciendo vida y que habrá más besos que te aparten de mi cabeza un instante. Que aunque tú seas prioridad, las cosas secundarias no hacen ningún mal. Sigo aquí, y tal y como voy, me parece que seguiré algún tiempo. No importa cuántas veces me eches, probablemente siempre aguantaré. Aguantaré por lo vivido y por lo que en mi opinión queda. Que yo te tengo ganas. Que se las tendré a otros, que las saciaré. Pero que al final, tú serás el sabor final.