Noche oscura, ni siquiera sabía que ciudad o pueblo era eso. Aquel chico me había seguido por una buena temporada. Eso asustaba. Lo esperaba hace tiempo, pero llegaba pronto. No podía evitar volver la vista atrás para comprobar si me seguía o no. Era una suerte que me gustara vestir de negro. De noche todos los gatos son pardos, pero a mí no se me veía nada. Maldije cada farola que se cruzó en mi camino, porque en realidad la oscuridad era el mejor escondite. Parecía que el anónimo había decidido abandonar la persecución. Pero me equivocaba, frené en seco y me quedé observando. Lo vi aparecer por una de las bocacalles, con una media sonrisa. Irónico, le faltaba la guadaña. ¿Venía ahora el momento de tropezarme? No. En una reacción rápida, seguí corriendo. Pero esta vez el individuo se había propuesto terminar el jueguecito, y se echó a correr tras de mí. Todas aquellas calles me parecían iguales, un sitio dónde perderse. Llegué a un muro en el que no vi final, y tampoco me salía rentable tomar otra dirección. Así que me detuve y esperé. Al ver que yo frenaba, sonrió y se fue acercando a paso lento. Se puso enfrente de mí y recorrió todo mi cuerpo con su gélido aliento. Era un chico normal un poco mas mayor que yo. También llevaba capucha, y era dificíl reconocer los rasgos. Pero tengo que admitir, que no me esperaba que el miedo fuera tan atractivo.
miércoles, febrero 12, 2014
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