No vivamos corriendo. Vivamos lento observando como se mueven las nubes. Despacio, como los deprimidos en un día de lluvia. Lento, como la tortuga que ganó a la liebre. Si tenemos sueño que nos den Red Bull. Vamos a vivir despacio día y noche. Pisando fuerte, que el viento no borre las huellas. Con la barbilla bien alta y ganas.
No vivamos corriendo. Porque un día este juego que vivimos nos enseñará el cartel de “Game Over”, y seguiremos de pie. Así sin más, de pie y la vez sentados, sentados en un banco y pegados a él. Vivamos lento y con una sonrisa, merece más la pena. Si no nos quedaremos contemplando como sigue pasando la vida, y aburridos porque ya la hemos vivido toda.
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