Me tiré en plancha. Al precipio más alto por el que jamás iba a caer. Me lancé en picado, y no me importaba nada. Y caía, caía y caía. Me deslizaba bocabajo contracorriente. Con el aire susurrádome la gran locura que acababa de cometer. Pero no me importaba. Caería por ese precipicio, y no me pasaría nada. Se me pasó toda mi vida por mi cabeza, lenta y rápidamente. Y sin problema ninguno aterricé. Y es que tenía razón, no me pasaría nada. No me había pasado. No había aterrizado en el suelo, me había cogido él, porque estaba ahí, esperándome.
sábado, marzo 23, 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
Siril Blog Template. Con la tecnología de Blogger.
Opt-in Form (Do Not Edit Here)
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España.
0 comentarios :
Publicar un comentario